COM-CEC-012/24

MENSAJE DE LOS OBISPOS CATÓLICOS AL PUEBLO COLOMBIANO

Un horizonte para caminar juntos hacia la reconciliación

En este año de preparación al Jubileo de la
Esperanza convocado por el Papa Francisco, como Conferencia Episcopal de
Colombia queremos renovar nuestra consagración al Sagrado Corazón de Jesús.
Hacemos un llamado a todo el pueblo
colombiano para que nos esforcemos por promover un horizonte para caminar juntos
hacia la reconciliación, pues hoy vivimos tiempos que propician el endurecimiento
de nuestros corazones, que nos impiden escuchar, caminar con otros y recordar que
todos estamos en la misma barca.
Iluminados por la esperanza y movidos por el
amor a Colombia, proponemos cuatro pilares que nos pueden llevar a vivir una nueva
etapa de la historia nacional orientada hacia la reconciliación.
Primero: Construyamos juntos un proceso de unidad nacional
Es la hora de pasar de la polarización a la
diversidad social reconciliada. Llamamos con urgencia, a todos los habitantes de
nuestro país, a hacer del diálogo sincero, respetuoso y profundo, el verdadero camino
para reencontrarnos como hermanos, y así, tener la capacidad de generar nuevas
actitudes sociales, caracterizadas por la humildad, la responsabilidad y la amistad
social. Estas nos permiten construir un proceso de unidad nacional, que recoja e
integre las diversidades, para alcanzar el mayor bien posible y que garantice la
legítima aspiración de todos los seres humanos a vivir con dignidad.
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Segundo: Decidámonos por una política renovada y puesta al servicio del bien
común
El Papa Francisco nos convoca a rehabilitar la
política, es decir, a orientarla hacia la construcción de un proyecto común de nación
presente y futura; esto requiere asumirla como ejercicio supremo de la caridad y de
la verdad, capaz de generar procesos sociales de fraternidad y de justicia para todos.
La caridad política nos lleva a amar el bien común y a buscar efectivamente el
desarrollo de todos. A partir de esta, fundamentada en el amor social y con apertura
a la verdad, es posible afrontar los problemas y renovar profundamente las
estructuras, organizaciones sociales y ordenamientos jurídicos. Es un asunto que nos
concierne a todos los ciudadanos y nos hace corresponsables en la búsqueda conjunta
y colaborativa de soluciones.
Tercero: Optemos por una economía al servicio de la persona, de la familia y de la
vida
Una nueva economía que lleve al centro la
dignidad humana, puede y debe ser sostenible y al servicio de la paz. Ciertamente a
todos nos asiste el derecho de buscar caminos de bienestar, pero no todo es lícito, ni
legítimo en las formas de llegar a esta condición. Nos urge asumir una economía con
alma al servicio de la persona, de la familia y de la vida; respetuosa de toda mujer,
hombre, niño, anciano y especialmente de los más frágiles y vulnerables. Con el
compromiso de todos podremos desarrollarla, de modo que permita a las familias
colombianas una vida digna por medio del trabajo, que sea un cauce para el
crecimiento personal y comunitario, con orientación solidaria y más atenta a los
principios éticos.
Cuarto: Asumamos la misión de ser cuidadores de la casa común y custodios de la
vida
El medio ambiente es un bien colectivo,
patrimonio de todos y, a la vez, responsabilidad de todos. Debemos estar atentos a lo
que está sucediendo en la casa común de los colombianos, en nuestra rica
biodiversidad de flora y fauna, en nuestros ríos y mares, en nuestras cordilleras y
valles, en la tierra, el agua y el aire. Necesitamos una educación que nos lleve a
reconocer el más profundo sentido de la vida y de la ecología integral. Se trata de una
pedagogía que tiene su primer espacio vital en la familia formadora en el más rico
humanismo y que avanza en una alianza educativa amplia; esto nos exige unir los
esfuerzos para formar personas maduras, ciudadanos capaces de reconstruir el tejido
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de las relaciones, artesanos de sociedad más fraterna, y personas disponibles al
servicio de la comunidad, de la casa común y de la vida.
Al proponer estos cuatro pilares, tenemos la
convicción de que cada persona de nuestro país es un potencial de esperanza; con
amor de pastores, los convocamos a buscar juntos las soluciones, trabajar por la
reconciliación y esforzarnos por vivir el Evangelio de la misericordia que fluye del
Sagrado Corazón de Jesús.
Bogotá, D.C., 7 de junio de 2024,
Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
(Original firmado)
Cardenal, Luis José Rueda Aparicio
Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia
Presidente de la Conferencia Episcopal
+ Omar Alberto Sánchez Cubillos, OP
Arzobispo de Popayán
Vicepresidente de la Conferencia Episcopal
Pbro. Jorge Enrique Bustamante Mora
Secretario General de la Conferencia Episcopal

Fuente: