Después de padecer por varios meses quebrantos de salud sin una determinada enfermedad, al amanecer de este miércoles 23 de agosto, nuestro joven sacerdote Juan Carlos Morales Vidal, dejándonos el alma diocesana enlutecida, levó anclas rumbo a la Patria Celeste, hacia la que, desde el vientre materno, había encaminado sus pasos obedeciendo cual Abrahán la dulce Voz del Padre Eterno cf (Gn 12,1-5).

Con sólo 45 años y 10 meses, de los cuales, le consagró con esmerada solicitud, escasos dos años, 10 meses y 23 días, tiempo que Dios dictaminó suficiente para llamarlo a la Asamblea de los Santos, la Jerusalén Celeste, desde donde nos mira y velará nuestra marcha diocesana de 35 años.

Su íntegra vida humilde, la diafanidad de su brevísimo ministerio sacerdotal nos conmueve sobremanera y quisiéramos entender por qué se fue así tan de prisa que ni siquiera pudimos disfrutar de sus servicios pastorales en casi todas las parroquias de la diócesis de Apartadó Antioquia, donde fue párroco en María Auxiliadora de Nuevo Antioquia por poco tiempo, pues de allí salió enfermo a la parroquia San Sebastián de Chigorodó y fue trasladado recientemente a la Clínica León XIII de Medellín, falleciendo hoy 23 de agosto de 2023 rayando el sol, al compás del concierto de las aves que saludan su alborada, siendo las 5 y 27 de la mañana, día de Santa Rosa de Lima, patrona de la Catedral de Santa Rosa de Osos, su diócesis madre. Ella conduzca su alma noble entre los Cánticos de Júbilo y Alabanza en el bullicio de la Fiesta descritos místicamente en los Salmos 44,16; 41,5.

Nos dejas, padre Juan Carlos, al partir presto en la aurora, igual que fue la duración de tu sacerdocio, el ínclito testimonio de tu proexistencia candorosa. Estabas para nosotros, tu presbiterio, prefiguarado en las Palabras aracanas de Jesús cuando decía: «Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron alegrarse un instante con su luz» (Jn 5,35). A tu adorada familia un abrazo colmado de gratitud y admiración por habértenos donado con generosidad desbordada.

A ti, padre, el encargo de tutelar nuestro andar eclesiástico, mientras obtienen tus plegarias la gracia inigualable y esquiva, además, de caminar en la sinodalidad que nos está mostrando urgido el Papa Francisco. Escribiste en páginas limpias tu breve paso firme porque sabías que contabas con un lapso escaso. El alma de la Iglesia Particular que peregrina en Urabá Darién ahora dice asombrada a la tuya con Amado Nervo:

«Me besaba mucho,
como si temiera
irse muy temprano.

Su cariño era inquieto, nervioso.

Yo no comprendía tan febril premura. Mi intención grosera nunca vio muy lejos.

¡Ella presentía!

Ella presentía que era corto el plazo
en el que estaríamos juntos«(Amado Nervo).

Estos son los trazos que él mismo ofreció para elaborar la reseña histórica de su trajinar sereno

Datos biográficos:
Lugar y fecha de nacimiento: Angostura Antioquia, 22 de noviembre de 1977.
Padres: Heriberto Morales y Miriam Vidal. Es el mayor de tres hermanos.

Estudios

Primaria: Escuela de Varones Cipriano Cárdenas de Angostura Antioquia.

Secundaria: Liceo Departamental Mariano de Jesús Eusse Hoyos de Angostura Antioquia.

Estudios Eclesiásticos
Filosofía: Universidad Luis Amigó de Medellín viviendo en el seminario de los padres capuchinos en Medellín.

Teología: Seminario Mayor Cristo Sacerdote de La Ceja Antioquia.

Lugar y fecha de ordenación: Catedral Nuestra Señora de La Antigua del Darién de Apartadó, 10 de diciembre de 2020.

Ministro: monseñor Hugo Alberto Torres Marín, obispo de Apartadó.

El padre Juan Carlos dice que le llamó mucho la atención lo que le dijo el padre Libardo Manco Manco al padre Augusto Carmona que en la parroquia María Auxiliadora de Nuevo Antioquia se probaba definitivamente quién tenía vocación y quién no la tenía. Porque es un territorio difícil para la evangelización, ya que los pocos fieles que hay, están acostumbrados a lo más cotidiano, lo más sencillo y son personas que no se prestan a ir un poco más de como lo está exigiendo la Iglesia y por eso él siente como sacerdote, para mantenerse fiel en su vocación sacerdotal y en el ministerio sacerdotal, le falta más motivación por parte de la gente pero se hace lo humanamente posible con ellos, aunque ellos no respondan. Sin embargo, es algo donde Dios lo ha puesto, donde él se ve probado y donde realmente ve que la vocación que Dios le hizo, aún sin merecerla, lo hace sentir pleno, feliz y realizado.

Dice que lo más difícil de vivir como sacerdote han sido las temporadas de lluvia, primero por el campesinado, que durante todo el años 2022, prácticamente desde la semana santa (del 11 al 17 de abril), no fue posible realizar encuentros con ellos en las veredas; se establecían las fechas para las visitas y se tuvieron que cancelar por las lluvias que impiden el acceso.

Le resalta, en sus 35 años de existencia, a la Diócesis de Apartadó, la labor tan grande que en la vereda más lejana de la parroquia María Auxiliadora de Nuevo Antioquia Turbo, se mantienen sumamente agradecidos porque le han dejado casetas, muchas obras sociales y la gente recalca, reconoce que es la labor de la Diócesis de Apartadó, que siempre ha estado con ellos en los momentos buenos y difíciles. A la Iglesia en Nuevo Antioquia la quieren, la respetan incluso los grupos armados. La Iglesia siempre ha sido amada por todos. Se escuchan muy buenos comentarios por todas partes, comenzando por monseñor Hugo Alberto Torres Marín, que es un hombre de la gente, se da a la comunidad, está siempre con el más vulnerable y más necesitado.

Al padre Juan Carlos le gustaría ser recordado por las buenas huellas dejadas por donde ha pasado haciendo la voluntad de Dios, donde Él lo ponga.

Manuel Gregorio Paternina Álvarez, sacerdote diocesano de Apartadó.