“Amaran al Emigrante, porque ustedes fueron Emigrantes en Egipto” (Dt 10,10)
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS: Credo de los migrantes de Juan Luis Casal
Creo en Dios Todopoderoso, quien guio a su pueblo en el exilio y en el éxodo, el Dios de José en Egipto y de Daniel en Babilonia, el Dios de los extranjeros e inmigrantes. Creo en Jesús Cristo un desplazado de Galilea, quien nació lejos de su gente de su casa, quien tuvo que huir del país con sus padres cuando su vida estuvo en peligro, y quien al volver a su propio país tuvo que sufrir la opresión del tirano Poncio Pilato, el sirviente de una potencia extranjera. Fue perseguido, golpeado, torturado y finalmente acusado y condenado a muerte injustamente. Pero que, en el tercer día, este Jesús rechazado resucitó de la muerte, no como un extranjero sino para ofrecernos la ciudadanía celestial. Creo en el Espíritu Santo, el inmigrante eterno del Reino de Dios entre nosotros/as, quien habla todos los idiomas, vive en todos los países y une a todas las razas. Creo que la Iglesia es el hogar seguro para todos los extranjeros y creyentes que la constituyen, que habla el mismo idioma y tiene el mismo propósito. Creo que la comunión de los santos comienza cuando aceptamos la diversidad de los/as santos/as. Creo en el perdón, el cual nos hace iguales y en la reconciliación, que nos identifica más que una raza, lenguaje o nacionalidad.
Creo que, en la resurrección, Dios nos une como un pueblo en el cual todos somos distintos e iguales al mismo tiempo. Creo en la vida eterna más allá de este mundo, donde ninguno será inmigrante, sino que todos seremos ciudadanos/as del Reino de Dios que no tiene fin. Amén
(Padrenuestro: respetar la identidad cultural y religiosa del migrante).
CONSIDERACIÓN PRIMER DÍA: la tierra de nadie, la tierra de todos.
El Señor dijo a Abram: «Sal de la tierra de tus parientes y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostraré. «Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; engrandeceré tu nombre, para que seas una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan. Todas las comunidades de la tierra encontrarán bendición en ti». Abram fue como el Señor le ordenó, y Lot fue con él. Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán. Abram tomó a Saraí su esposa, a Lot el hijo de su hermano, todos los bienes que habían acumulado y las personas que habían adquirido en Harán, y partieron hacia la tierra de Canaán. Cuando llegaron a la tierra de Canaán. Abram atravesó la tierra hasta el lugar sagrado de Siquem, junto al encinar de More. (Los cananeos estaban entonces en la tierra). El Señor se apareció a Abram y le dijo: «A tu descendencia daré esta tierra». Entonces Abram edificó allí un altar al Señor que se le había aparecido. De allí se dirigió a la región montañosa al este de Betel, y plantó su tienda con Betel al oeste y Hai al este. Allí edificó un altar al Señor e invocó al Señor por su nombre Luego Abram viajó por etapas hasta el Négueb. (Gn 12, 1-9).
CONSIDERACIÓN SEGUNDO DÍA: el migrante, forastero o extranjero es digno
Sara vivió ciento veintisiete años, y murió en Quiriat-arbá, es decir, en la ciudad de Hebrón, en la tierra de Canaán. Abraham lloró por la muerte de su esposa Sara, y guardó luto. Luego, salió de donde estaba el cadáver de Sara y fue a decirles a los hititas de aquel lugar: -Aunque soy un extranjero entre ustedes, véndanme un sepulcro para enterrar a mi esposa. Y los hititas le contestaron: -¡Por favor, señor, escúchenos! Usted es entre nosotros un escogido de Dios. Entierre a su esposa en el mejor de nuestros sepulcros, pues ninguno de nosotros le negará su sepulcro para eso. (Gn 23, 1-6).
CONSIDERACIÓN TERCER DÍA: el migrante es privilegiado y defendido por Dios
Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no recojas hasta el último grano de tu campo ni rebusques las espigas que hayan quedado. No rebusques todas las uvas de tu viñedo ni recojas las uvas caídas; déjalas para los pobres y los extranjeros. Yo soy el Señor, el Dios de ustedes. (Lv 19, 9-10; 23, 22). No hagan sufrir al migrante que viva entre ustedes. Trátenlo como a uno de ustedes; ámenlo, pues es como ustedes. Recuerden que, también ustedes fueron migrantes en Egipto. Yo soy el Señor su Dios. No hagan trampa en la exactitud de medidas lineales, de peso o de capacidad. Deben usar balanzas, pesas y medidas exactas. Yo soy el Señor su Dios, que los sacó de Egipto. Así que pongan en práctica mis leyes y decretos; cúmplanlos. Yo soy el Señor (Lv 19, 34-37).
CONSIDERACIÓN CUARTO DÍA: Jesús nace fuera de la tierra de sus padres
Por aquel tiempo, el emperador Augusto ordenó que se hiciera un censo de todo del mundo. Todos tenían que ir a inscribirse a su propio pueblo. Por esto, José salió del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén en Judea, dónde había nacido el rey David, porque José era descendiente de David. Fue allá a inscribirse junto con María su esposa, que se encontraba embarazada. Y sucedió que mientras estaban en Belén le llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su hijo primogénito y lo envolvió en pañales y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para ellos (Lc 2, 1-7).
CONSIDERACIÓN QUINTO DÍA: la sagrada familia huye de su tierra
Cuando ya los sabios se habían ido, un ángel del señor se le apareció a José y le dijo “levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar el niño para matarlo”. José se levantó tomó al niño y a su madre y salió con ellos de noche camino de Egipto, dónde estuvieron hasta que murió Herodes (Mt 2, 13-15).
CONSIDERACIÓN SEXTO DÍA: servir al migrante es servir a Dios, quien ama al migrante también ama a Dios
Y dirá el rey a los que están a su derecha: “vengan ustedes los que han sido bendecidos por mi Padre; reciban el reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. Pues tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; anduve como forastero, y me dieron alojamiento. Estuve sin ropa, y ustedes me la dieron. Estuve enfermo y ustedes me visitaron; estuve en la cárcel y vinieron a verme. Entonces los justos preguntarán: Señor ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer?, ¿te vimos como forastero y te dimos alojamiento?, ¿o sin ropa y te la dimos?, o ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te fuimos a ver? El Rey contestará: Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron (Mt 25, 34-40).
CONSIDERACIÓN SEPTIMO DÍA: todos somos migrantes y extranjeros
Entonces David bendijo al Señor en presencia de toda la asamblea, diciendo: «¡Bendito seas para siempre, Señor, ¡Dios de nuestro padre Israel! 11¡Tuyos son, Señor, la grandeza, el poder, la gloria, el dominio y la majestad! Porque todo lo que hay en el cielo y en la tierra es tuyo. Tuyo es también el reino, pues tú, Señor, eres superior a todos. De ti vienen las riquezas y la honra. Tú lo gobiernas todo. La fuerza y el poder están en tu mano, y en tu mano está también el dar grandeza y poder a todos. Por eso, Dios nuestro, te damos ahora gracias y alabamos tu glorioso nombre; pues, ¿quién soy yo y qué es mi pueblo para que seamos capaces de ofrecerte tantas cosas? En realidad, todo viene de ti y solo te damos lo que de ti hemos recibido. Pues ante ti
somos como extranjeros que están de paso, igual que lo fueron todos nuestros antepasados, y nuestra vida sobre la tierra es como una sombra, sin ninguna esperanza (1 Cr 29, 10-15).
CONSIDERACIÓN DÍA OCTAVO: Dios protege al migrante y acoge al caminante
Nunca me alegré del mal de mi enemigo, ni de que le hubiera venido una desgracia. Jamás lancé sobre él una maldición ni le deseé la muerte. Si algunos de los que vivían conmigo querían abusar de un migrante, yo no lo dejaba pasar la noche en la calle. Siempre abrí las puertas de mi casa a los viajeros, migrantes y extranjeros (Job 31, 29-32).
CONSIDERACIÓN DÍA NOVENO:
Ustedes saben que a un judío le prohíbe su religión tener tratos con extranjeros o entrar en sus casas. Pero Dios me ha enseñado que no debo llamar profano o impuro a nadie. Por eso, tan pronto como me avisaron, vine sin poner ninguna objeción. Ahora entiendo que de veras Dios no hace diferencia entre una persona y otra, sino que en cualquier nación acepta a los que lo reverencian y hacen lo bueno. Dios habló a los descendientes de Israel, anunciando el mensaje de paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos (Hch 10, 28-29. 34-26).
GOZOS
Bienaventurados los migrantes, porque ellos son los peregrinos del Reinado de Dios.
1. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ven a caminar con nosotros,
andantes y perseverantes vamos hacia una tierra distante y añorada. tenemos la esperanza de algún
día llegar a la prometida tierra
que cambiara nuestro destino. Ven, y no tardes tanto.
2. Llave de David que abre al desterrado
las cerradas puertas de las regias naciones.
¡Sácanos! Oh Niño con prodiga mano,
del opresor que nos acecha y nos destruye en vano.
3. Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas la esperanza vemos! Niño
tan precioso, que fuiste migrante, acompaña los caminos y sácanos adelante.
4. Sin tierra he quedado, trasegando por doquier en búsqueda de mejores condiciones.
Soy migrante labrador de sueños
entre murallas y fronteras, entre amanecer y atardeceres
entre pedazos me encuentro, arrastrando maletas, recuerdos y añoranzas, dejando en la distancia las
querencias de mi alma.
5. La luna y una brújula guiando mi sendero.
Por el camino truncado y severo en el que soy interrogado.
¡Ven hermoso Niño, ven con nosotros, viajero!
abre los caminos inhóspitos y los corazones cerrados.
6. Sombras esquivas de viandantes que se alejan tras sus pasos perdidos
en el olvido quedan esos fardos solitarios
de cuerpo tendidos en la acera, como esperando cálida mano que les rescate del miedo y los
sostenga.
7. La nueva patria del migrantes es la tierra que comparte,
donde Jesús rego el trigo, y el pescado con el pan se multiplicó la tierra del migrante es trayecto
de huellas constantes.
Tierra, agua, frio, hambre, fango, noche, fuego, sed, sin suelo,
sin raíz, sin refugio y sin sombra. Arde la entraña, arde el corazón, arde caminante, arden los
pies, arde la esperanza de nueva vida.
ORACIÓN FINAL
La nueva patria del migrantes es la tierra que comparte. El pesebre es el lugar de encuentro de las almas gemelas ‘la humana y la divina’, del Dios que nos creó semejantes y se hizo semejante a nosotros.
Evidenciamos la barca como signo de la Iglesia; el Papa Francisco nos habla de una Iglesia en salida, y la barca como el transporte de los migrantes que pasan al Darién o el mediterráneo. Barca en la que estaban los discípulos llenos de miedo por las tempestades (cfr. Mt 14, 23- 36). El mar signo de lo oculto, desconocido, del miedo, lugar por donde Jesús caminó y donde Pedro se hundía.
Los discípulos están solos,Su barca está a mucha distancia de él.
Solos en medio de las tempestades,
y un viento contrario les impide volver.
Se habla de las tinieblas de la noche,
la situación de la barca es desesperada.
Hoy es la noche de tantos inmigrantes,
ahogados en naufragios por fuertes oleadas.
Aunque al caminar sobre las aguas ha sentido miedo,
migrante desaparecido, migrante refugiado.
¿miedo al Darién? ¿miedo al mediterráneo?
Señor dale tu mano ¡que fe tiene! No ha dudado.
Escuchemos las palabras de Jesús
“animo, soy yo, no teman”
barcos de migrantes abarrotados,
la fe y la esperanza liberan.
Inmigrantes conocen el mar durante la noche
viven momentos de angustia y dudas.
Jesús le dio la mano a Pedro,
¿Iglesia, y tú a los migrantes? ¡te claman ayuda!
Lo que salva no es el estatus y cualidades.
Sino caminar junto a tantos migrantes.
Con obras de misericordia en medio de las dificultades.
ANEXO
La realidad del mundo actual no se puede entender sin incluir en el análisis a las migraciones y los desplazamientos. Millones de personas vagan de un país a otro en búsqueda de mejores condiciones de vida y esperanza, por razones económicas, políticas, raciales, a causa de la violencia, la guerra, etc.
La deuda ambiental, junto con la deuda social, y la emigración internacional sin precedentes. Una crisis que se suma a otras muchas que se han ido sucediendo y acumulando a lo largo y ancho de la región del Urabá, específicamente en Necoclí, lugar del cual parten hacia el Darién: Acandí, Capurgana y Unguia.
Los migrantes encuentran problemas en las tierras a las que inmigraron: el idioma, la documentación, el choque cultural, religioso, gastronómico… los migrantes pasan angustia trabajando para poder sobrevivir en tierra extranjera. En la mayoría de los países centroamericanos y suramericanos hay una decadencia política basada en el acaparamiento económico de los gobernantes, que ha llevado a hipotecar algunos de sus territorios a las ‘potencias mundiales’, y estas a su vez aceptan provocando la neocolonización, con el fin de saquear los recursos naturales que allí se encuentran para continuar ubicados en la cúspide del poder. Estos factores han llevado a elevar impuesto y servicios públicos; disminuir las ofertas de empleo; terminar con algunas empresas, microempresas o negocios; provocar el estallido de la violencia. Mientras que las grandes fortunas no dejan de crecer y quedarse en el bolsillo de unos cuantos, como diría el papa Francisco: “el diablo entra por el bolsillo”.
Los inmigrantes en la mayoría de las ocasiones han sido mirados con desdén, como rivales que vienen a trabajar ‘por huevo’, que se le miden a lo que sea
y por extensas horas sin importar cuanto se van a ganar… el hecho es subsistir en el exilio. Aunque muchos de los inmigrantes han causado estragos siendo promotores de fenómenos como el narcotráfico, secuestro, trata de blancas, extorsiones, homicidios, etc. pero no a todos hay que tildarlos generalizándolos que son así; los que se han vinculado estas estructuras en algunas ocasiones han sido ‘gancho ciego’. A la hora de hacer un juicio valorativo hay que tener en cuenta tres temas de suma importancia que son inherentes: espacio y tiempo, geografía e historia.
La migración ha sido una realidad patente en la humanidad y ciertamente conlleva unos procesos de enriquecimiento en muchos aspectos (espiritual, económico, cultural, científico, etc.). En cuanto a eso la Iglesia tiene que apoyar dicha concepción de la migración, en cuanto somos un pueblo único y universal que se debe extender a todo el mundo para cumplir el proyecto de salvación de Dios (Cfr. Lumen Gentium #13). La migración es una pandemia que expone los quejidos de los ciudadanos inconformes con los gobiernos fascistas, neoliberales o leviatanes que tendrá que definir la hegemonía, la soberanía de los otros, que se sirven del pueblo, lo exprimen y saquean todo lo que han construido y ha ganado en su vida dejando en la penuria incierta de qué hacer, si exiliarse o morir en su nación.
El Dios de Israel se preocupó por los migrantes, y les dio garantía mediante un mandamiento. No oprimirlos, ni maltratarlos porque el pueblo de Israel ya sabe que es ser extranjeros en Egipto (Cfr. Ex 22, 21) somos invitados a ser considerados con los migrantes, acogerlos y ofrecerles hospitalidad. Es importante tener presente que la migración no es un problema sino un fenómeno, que es derivado de problemas como: la falta de políticas justas de
un estado, inclusivas y no discriminatorias que garanticen mejores condiciones de vida para los colectivos humanos.
Todavía «no hay lugar para ellos» ni en Belén ni en el Darién.
¿Navidad es un sarcasmo? «Si tu Reino no es de este mundo», ¿qué vienes a hacer aquí subversivo, aguafiestas?
Para ser el Dios-con-nosotros has de serlo en la impotencia, con los pobres de la Tierra, así, pequeño, así, desnudo de toda gloria, sin más poder que el fracaso, sin más lugar que la muerte, pero sabiendo que el Reino es el sueño de tu Padre, y también es nuestro sueño.
Todavía hay Navidad, en la Paz de la Esperanza, en la vida compartida, en la lucha solidaria, ¡Reino adentro, Reino adentro!
(Poema de: Pedro Casaldáliga)
“El niño quiere ser hombre, el hombre quiere ser rey, el rey quiere ser Dios, y Dios quiso ser niño” (Leonardo Boff).
Feliz navidad – feliz nacimiento
Julian Bedoya Cardona